Eres.. como mi marca de heroína.

Es increíble como a veces parece que alguien que no sabe ni tu nombre y escribe, habla de ti. Sonará loco, chiflado. Pero a veces, cuando leer textos de alguien y sientes esa sensación de "esto perfectamente podría haber sido escrito por alguien como yo". Y es que a todos nos consume la misma mierda, o eso parece.

Sergio Carrión.
En un mundo de grises.

No creo en la magia, pero creo que algunas sonrisas pueden ralentizar el tiempo. Y que algunas despedidas pueden durar para siempre. Nos prometimos tantas cosas que no tuvimos nunca tiempo para cumplirlas, así que eso es lo que somos: un montón de expectativas que apenas pueden ya mirarse a los ojos sin tener ganas de llorar. Algo va mal, en el fondo, y no tan en el fondo, en esas sonrisas que son inercias de nuestra incapacidad para pedir auxilio. Qué importa que el tiempo lo cure todo si lo hace demasiado tarde. Qué importa que estemos tan lejos o tan cerca si ya no sabemos quedarnos sin tener la sensación de que alguno de los dos terminará yéndose. Sólo nos quedan los atardeceres.



Pablo Cacafuti.

Es la puta manía de recordarte.



La gente que vivimos de ilusiones estamos acostumbrados a esto, a vivir de los recuerdos que nunca tuvieron lugar en un espacio y un tiempo determinados, solo deslumbran en nuestra cabeza durante unos minutos y nada más. Las personas que no somos conformistas lo tenemos complicado, parecen milenios desde que nunca sentí nada por alguien que me mereciera la pena; sin embargo, espero sentado, esperando el momento y el espacio determinados para que ocurra, para salir de una rutina que parece que nunca tiene final. No estoy acostumbrado a esto... cualquiera diría que con la edad de diecisiete años no es necesario revolver este tipo de recuerdos ni sentir esto porque no estamos preparados. Quiero decir, este tipo de cosas las vivimos todo el mundo cuando surgen y las recordamos porque nos ayudan a crecer, a saber distinguir entre algo pasajero y alguien que nos marca, no es necesario juzgar por juzgar por el simple hecho de ser adolescentes. Además, odio la frase "estás solo porque quieres". Nadie sabría ponerse en la piel de otra persona cien por cien, ¿quienes nos creemos para entrar en la vida de la gente y creernos que sabemos el doscientos por ciento -no ya el cien por ciento- de la otra persona sin ni siquiera estar bajo su misma piel, sus mismas sensaciones y su misma forma de pensar? Somos así de inútiles y sin embargo seguimos creyendo lo contrario, juzgando sin saber que quizá, las personas inconformistas en cuanto al amor, no somos tan fáciles de juzgar... 

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